Un thriller bestial, con unos giros brillantes y con un suspense infinito.
Este libro fue un regalo de una buena amiga, que sabe que me gustan las novelas de asesinatos e investigaciones. No sé si alguien se lo recomendó, o bien, ella lo eligió leyendo un poco de que iba, pero ha acertado al 100%.
Washington Poe, es un detective de policía venido a menos que está suspendido temporalmente de empleo y se ha refugiado en una casa de campo en Cumbria. Se sorprende cuando la inspectora Flynn, su superior, le pide que vuelva al trabajo porque hay una serie de asesinatos en los cuales las victimas aparecen quemadas y en el cuerpo de una de ellas han visto que el asesino escribió con cortes el nombre de Washington, creyendo que él también puede ser una de las victimas. A medida que se van adentrando en el caso, el detective tiene que enfrentarse con sus miedos y con su niñez de la que poco sabe.
Esta novela fue ganadora del CWA GOLD DAGGER (premio otorgado anualmente por escritores del crimen del Reino Unido a la mejor novela criminal del año), y sinceramente, no es de extrañar. Es brillante, con unos giros brutales, con un suspense que te mantiene alerta durante todo el libro y en mi humilde opinión, me ha parecido un impresionante thriller.
Ambos protagonistas, Washington Poe y Tilly Bradshaw, cada uno con sus traumas, pero en conjunto hacen un equipo perfecto. Tiene golpes de humor, gracias a una Tilly muy poco social, pero que es brillante en su campo, y a un Washington Poe, que acepta a su compañera tal y como es y que en distintos aspecto cree que se parecen mucho.
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